Citizen Sleeper 2: Starward Vector es un RPG espacial, pero con más de una vuelta de tuerca. Sois un Sleeper, un androide que fue condenado a una vida de servidumbre y que ahora huye de Laine, un mafioso intergaláctico que pretende convertirse en vuestro dueño tras arrebatar el control a vuestro fabricante, Essen-Arp.
Craso error. Escapáis hacia el Starward Belt, el rincón más remoto de la galaxia, con la ayuda de un viejo amigo de cuyo nombre, debido a una inoportuna avería, ni siquiera podéis acordaros. Con vuestro antiguo captor pisándoos los talones, os hacéis con una nave y una tripulación con idea de encontrar vuestro propio lugar en este inhóspito universo. Albergáis la vaga esperanza de poder revertir la peligrosa intromisión de Laine en vuestras entrañas sintéticas.
No será nada fácil. Si hay una mecánica de estrés, es por algo. Eso sí, no cabe duda de que la experiencia será memorable, ya que la influencia de los juegos de rol de mesa en Citizen Sleeper 2 y la destreza narrativa experimental del título dejan las convenciones de los RPG en el gélido vacío del espacio.
Encuentros profundos
En esta secuela independiente (con la excepción de ciertos cameos) del aclamado RPG narrativo Citizen Sleeper de 2022 no tocaréis el suelo de otros planetas, como Terra-2 de The Outer Worlds o Jemison de Starfield, y tampoco os deleitaréis con vastos horizontes desconocidos que os instarán a calzaros vuestras botas de astronauta y salir a explorar.
En Citizen Sleeper 2, exploraréis el espacio casi como un ser incorpóreo y flotaréis sobre las estaciones espaciales y asteroides que encontréis. Los vastos espacios y los lugares repletos de actividad se reducen a unos cuantos nodos de interés y escaparates que exploraréis a través de acciones con dados, dinero y pura persistencia.
La sustitución de la exploración tradicional de otros mundos y los enfrentamientos permiten que otras alternativas brillen con luz propia. Encuentros y negociaciones llenos de tensión con las personas influyentes del cinturón espacial. Relaciones más profundas y significativas con los miembros de vuestra tripulación, como Juni, la obsesiva arqueóloga de datos que llega pisando fuerte, o Yu-Jin, el afable canalla a sueldo. La naturaleza escurridiza de vuestra incontrolable mente robótica.
Citizen Sleeper 2 es tan amplio como cualquier otro juego de mundo abierto que se precie. Es solo que aquí no tendréis que completar travesías interminables hacia el horizonte ni luchar contra hordas de enemigos.
Y, aunque su inspiración en los juegos de mesa resulta evidente, las habilidades necesarias para recorrer el cinturón espacial de Citizen Sleeper 2 no se limitan a lo visto en Dungeons & Dragons y sus numerosos imitadores. Aquí no hay atributo de fuerza, ¡ni siquiera se fomenta la construcción de personajes violentos! Lo más parecido a algo que represente la potencia física es el rasgo de resistencia, útil para acometer arduos trabajos de minería o emprender excursiones peligrosas. Las escasas refriegas para desarmar a un asaltante o burlar a un guardia pueden resolverse con las habilidades de intuición o interacción, que representan vuestra capacidad de evaluar y aprovechar una situación. Vuestra forma física resulta irrelevante.
Al atracar por primera vez en Flotsam, os dará la bienvenida un sobrecogedor grupo de naves y pecios que se interconectan para formar una ciudad descomunal. El narrador señala que, efectivamente, definir como «laberíntica» a esta caótica construcción, a tenor de sus descuidados caminos y sus accesos casi improvisados, sería quedarse corto. Vuestro primer objetivo tras la llegada será encontrar el norte en una ciudad que desafía toda comprensión lógica.
Esto requerirá un ciclo completo (es decir, una rotación orbital) como mínimo. Un día entero dedicado a comprender cómo desplazaros por el entorno. No habrá cerraduras que forzar ni terminales que hackear: aquí el límite radica en vuestra capacidad para manejaros en un espacio abrumador y descubrir nuevos lugares a los que llegaréis tras mucho esfuerzo. A veces tendréis suerte… Otras, acabaréis en un callejón sin salida. El mero hecho de familiarizaros con todo ya es un juego en sí.
Dados más que determinantes
Inspirado en los juegos de rol de mesa, en el primer Citizen Sleeper nuestras acciones dependían de tiradas de dados. Al comienzo de cada ciclo se tiran cinco dados. Los resultados de las tiradas son nuestros recursos para realizar las acciones del día. La suerte sigue siendo un factor en la mayoría de los casos: aunque vuestras tiradas reducen el rango de posibles resultados de cualquier acción, el resultado sigue teniendo un componente de aleatoriedad.
Yo, por ejemplo, colaboré en la reparación de una nave de transporte de agua e intenté evitar que su carga se esparciera por el cosmos. Usar una tirada diaria con un resultado de 6 suponía que la probabilidad de éxito era del 100 %. Con un 4, tenía un 50 % de probabilidad de obtener un resultado neutral, así como un 25 % de uno positivo y un 25 % de uno negativo.
Como meter moneditas en una máquina expendedora puñetera, vaya. Un valioso 6 os acerca al objetivo, y el riesgo de obtener un resultado negativo aumenta cuanto mayor sea vuestra tacañería. Con un 1 corréis el riesgo de que la máquina se trague vuestra moneda… o de que se transforme en una bomba. Es un ejercicio arriesgado, pero aprenderéis a buscar opciones que concedan modificadores positivos según vuestra clase (y a rajar de los modificadores negativos con una severa penalización de -2).
Los dados siempre han sido las herramientas más fiables de los jugadores de rol. Aquí podrán traicionaros… y no solo con desastrosas tiradas llenas de unos en los peores momentos. Si acumuláis estrés por encadenar acciones negativas, os quedáis sin comida, la liais parda en un contrato o usáis la mecánica Push-Your-Luck, vuestros dados empezarán a recibir daño al obtener ciertos valores. Solo tienen tres puntos de vida cada uno, así que será bastante sencillo perderlos y quedaros con una acción diaria menos.
Pero la cosa no acaba ahí. Si contáis con los componentes adecuados, podréis restaurar vuestro cuerpo de androide al máximo. Con casi toda probabilidad, sufriréis para obtener recursos y os veréis en la obligación de utilizar toda la chatarra que encontréis. Un apaño improvisado implica la aparición de ciertos errores en los dados: pasarán a ser frágiles, impredecibles, con un 80 % de riesgo de fracaso y un escasísimo 20 % de probabilidades de obtener un resultado positivo.
Las decisiones tienen consecuencias a largo plazo
Los dados rotos o con errores son solo una de las cosas que pueden salir mal. En una partida, renqueante por culpa de dados rotos y con errores, acabé desamparado y hambriento en el desahuciado Helion Gate, un viejo punto de ruta interestelar que llevaba eones abandonado. Rebusqué entre los restos de unos camiones cisterna para tratar de encontrar una manera de regresar a la civilización o, al menos, de conseguir algo caliente que llevarme a la boca. Tras sufrir más de un retraso por culpa de unos dados cada vez más inútiles, no parecía que la suerte me fuera a sonreír. Tardé varios ciclos en conseguir el combustible necesario para llegar al restaurante más cercano, y aún más tiempo para recabar los recursos necesarios para recuperarme y seguir adelante.
Los amargos efectos de mi desventura tardaron en desaparecer. Obstaculizado por unos dados con errores, mi siguiente misión también acabó de mala manera. Malos resultados al realizar las acciones provocaron que fuera perdiendo a mis compañeros de tripulación uno por uno. Desesperado y más solo que la una, acabé viéndome en una situación muy complicada para mi clase de personaje. Tenía que decidir si utilizar la habilidad de ingeniería o la de resistencia con modificadores negativos considerables. Al no tener más opciones, me la jugué y tiré los dados cual jugador lleno de esperanza ante una tragaperras.
Mi medidor de estrés seguía en aumento. Cualquier tirada que no fuera un 6 me provocaba daños… y al final me quedé sin dados. Fundido a negro. Me reinicié, pero ahora sufro un error permanente. El primero de varios que he acumulado.
Tras pasarme 20 minutos rodando por el desagüe, desangrándome (metafóricamente) mientras todos los recursos se reducían a la nada, cabe preguntarse por qué no cargué una partida guardada. No había ninguna. Entre los frecuentísimos guardados automáticos y que solo hay una ranura de guardado por partida, vuestro destino solo depende de las irreversibles consecuencias de las decisiones tomadas y de las fatídicos tiradas de dados. Como sucede con un buen máster, la amenaza del game over no existe. Los acontecimientos van adaptándose con una narrativa ramificada que considera la configuración de vuestro grupo y los incontables caprichos del destino.
Una vez que cumplí con mi contrato, obtuve unas ganancias inenarrables. Hubo una época en la que no tenía nada. Ahora era rico, pero no había reparación posible para mis daños. No había nada que pudiera arreglar el daño que me había hecho ni extraer los dados corruptos de mi cuerpo.
Explorar el espacio interior en el espacio exterior
Pocos RPG son tan introspectivos como la saga Citizen Sleeper. La saga forma parte de una peculiar categoría junto a la odisea de autodescubrimiento inducida por el alcohol de Disco Elysium y el clásico de los años 90 Planescape: Torment.
La historia de Citizen Sleeper 2 trata sobre una galaxia y sus habitantes, los vínculos que los unen y las estructuras de poder que los oprimen. Pero, sobre todo, trata de la batalla personal de un Sleeper con una psique robótica que, a veces, le cuesta controlar.
El juego explora la desconexión entre cuerpo y mente, una temática recurrente de la ciencia ficción que, como ya nos explicó el desarrollador Gareth Damian Martin, surgió a partir de una operación fallida, de un momento horrible en el que, tras despertarse, ni siquiera reconocía su propio cuerpo.
Leer la historia de Citizen Sleeper es una experiencia mágica. Es un mundo dibujado con precisión, de prosa refinada y evocadores retratos artísticos. Una observación fugaz comunica en una frase lo que a un animador le llevaría varios días. Las palabras evocan una imagen, una sensación, la pausada revelación de un concepto abstracto. Empatizáis con la peculiaridad corporal de vuestro Sleeper, con la traición latente, con frases taimadas como «Inhalas con sosiego para reparar en cuán superfluo resulta, ya que tu cuerpo no necesita oxígeno».
Puede que Citizen Sleeper 2 os resulte algo estresante. Relajaos. Respirad profundamente. Sentid cómo el oxígeno recorre inútilmente vuestro chasis biónico. Durante un instante, fuisteis otra persona…, otra cosa. Despertad, Sleepers. El hechizo se rompe. Regresáis a vuestro cuerpo, dejáis que el oxígeno inunde vuestros pulmones y os deleitáis con la conocida sensación de estirar unas articulaciones de carne y hueso. Tras vivir como un androide en el Starward Belt, tal vez lo comprendáis de nuevo.
Citizen Sleeper 2: Starward Vector llega el 31 de enero a la Epic Games Store.
Epic Games Store News. F. D. Traducido al español