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La IA ahora puede ser nuestros ojos y oídos en el bosque y bajo las olas

Biodiversidad

Según investigadores de la Universidad de Copenhague, los sonidos de los animales combinados con la inteligencia artificial (IA) pueden revolucionar el monitoreo de la biodiversidad tanto en la tierra como en los entornos acuáticos. Al analizar los sonidos de la vida silvestre, la IA ahora puede identificar especies con mayor precisión y eficiencia que nunca y brindar información única sobre los comportamientos y hábitats de los animales sin perturbarlos.

A nivel mundial, la naturaleza se enfrenta a importantes desafíos. Nos encontramos en medio de la sexta extinción masiva, en la que las especies se están perdiendo al mismo ritmo que cuando se extinguieron los dinosaurios. Por ello, existe una enorme necesidad de realizar un seguimiento exhaustivo de la vida silvestre para proteger y preservar las especies en peligro de extinción.

En un nuevo artículo publicado en la prestigiosa revista Science , investigadores del Departamento de Biología de la Universidad de Copenhague sostienen que el uso de la inteligencia artificial y la llamada bioacústica es el camino a seguir. La bioacústica, el estudio de los sonidos de los animales, es un método eficaz para monitorear la vida silvestre.

El grupo de investigación que está detrás del artículo de Science es el mismo que, en los últimos años, ha desarrollado un método de inteligencia artificial capaz de decodificar las vocalizaciones de los cerdos, un método que también puede utilizarse para identificar a otros animales en la naturaleza. Con la ayuda de la inteligencia artificial, los investigadores pueden analizar cantidades masivas de grabaciones de sonido rápidamente y lograr mediciones más precisas del estado de las poblaciones de vida silvestre en los ecosistemas de todo el mundo.

«Este método nos permite distinguir los sonidos de los animales entre sí y detectar especies en zonas densamente arboladas o bajo el agua, donde las cámaras, por ejemplo, a menudo resultan poco prácticas», explica el investigador postdoctoral Jeppe H. Rasmussen del Departamento de Biología, uno de los investigadores detrás del artículo.

Se puede utilizar en todas las especies y grupos de animales.

En la práctica, el seguimiento implica el despliegue de dispositivos de grabación autónomos, capaces de captar sonidos de los animales de forma continua durante meses o incluso años. Las grabaciones se analizan luego con inteligencia artificial, utilizando el algoritmo de los investigadores para identificar a los animales en función de los sonidos específicos de su especie.

«Un algoritmo convierte los fragmentos de sonido en ‘imágenes’ y la IA, que destaca por detectar y clasificar objetos en imágenes, puede entonces identificar los cantos de los animales de interés. Esto se puede utilizar para clasificar las especies e identificar cuáles y cuántos animales están presentes, todo ello sin necesidad de intervención humana. Esto nos permite procesar grandes cantidades de datos de forma rápida y precisa, en lugar de que una persona escuche las grabaciones e intente distinguir entre especies animales», explica Jeppe H. Rasmussen.

La IA solo necesita ser entrenada para reconocer la especie que se busca monitorear en base a grabaciones reales de la misma. Según Rasmussen, las aplicaciones potenciales son enormes. Recientemente, los investigadores probaron el método en aves y ranas en Malasia con buenos resultados.

«Un estudio mostró que el método de IA podría identificar 34 de 39 especies de aves y ranas en bosques tropicales densos, una tasa de éxito sin precedentes que demuestra el potencial del método en entornos de difícil acceso», dice Rasmussen.

Sólo quedan 1.400 focas

En la actualidad, el investigador trabaja en varios proyectos en los que se combinan la inteligencia artificial y la bioacústica para monitorizar animales. Entre otros, Rasmussen utiliza este método junto con la Universidad de California para monitorizar una de las especies de focas más amenazadas del mundo, la foca monje de Hawái, de la que solo quedan 1.400 ejemplares. El método también ayuda al investigador a vigilar a la foca gris, una especie en peligro de extinción que está volviendo poco a poco a las aguas danesas tras años de declive. También planea utilizar el método en la población de murciélagos de Dinamarca, que está protegida por las directivas de la UE.

Según la profesora asociada Elodie F. Briefer, este avance marca el comienzo de una nueva era en la conservación de la naturaleza, donde los métodos avanzados nos ayudan a comprender y proteger la diversa vida silvestre del planeta.

«Poder detectar especies sin perturbar sus hábitats es un gran avance en materia de conservación. La tecnología ya se ha aplicado en ecosistemas marinos y entornos urbanos, y esperamos que la bioacústica basada en IA sea crucial para la protección de la biodiversidad en el futuro», afirma Elodie F. Briefer. Universidad de Copenhague. J. H. R. Traducido al español

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