¿Qué papel juega el software en las emisiones de CO2?

La conciencia sobre los gases de efecto invernadero causados ​​por los centros de datos está aumentando, pero rara vez se plantea la cuestión de qué tan «verde» es el software, dice el autor invitado Toby Dixon de Endava.

La tienda de comestibles Penny fue noticia en verano con su campaña “True Costs”: durante una semana, el coste del impacto medioambiental de se añadió a sus precios algunos productos, entre otras cosas. Sin embargo, los costes para el medio ambiente también suelen producirse en otros ámbitos, que a menudo son invisibles. Este es también el caso en el sector de las TIC. Especialmente en lo que respecta a las emisiones causadas por el hardware y los centros de datos, existe una creciente conciencia sobre el impacto ambiental de la tecnología, así como la presión de las autoridades reguladoras. Pero el software también influye.

Tener su propia infraestructura local es a expensas del medio ambiente

Esto se debe a que los entornos de prueba, los canales de entrega continua, los repositorios de código, las herramientas de análisis y los entornos de desarrollo integrados también generan emisiones. Por ejemplo, ¿las empresas no deberían operar un entorno completo “pre-live” para simular las operaciones de producción?

No, porque dichos entornos de prueba son importantes para garantizar que todo funcione sin problemas. Más bien, tiene sentido operar esta infraestructura en la nube. Esto significa que los recursos sólo se utilizan cuando realmente se necesitan. El “lujo” de tener una infraestructura propia se produce a expensas del medio ambiente, ya que genera emisiones continuamente, incluso si no se utiliza o sólo se utiliza de forma limitada. Y gracias a las prácticas modernas de DevOps, los días en los que el acceso a un entorno de prueba solo era posible después de meses deberían haber quedado atrás.

El código de alta calidad provoca menos emisiones a largo plazo

Las empresas –especialmente los desarrolladores– también pueden empezar por otro punto: su código. Básicamente, el objetivo siempre debe ser un código limpio y de alta calidad, ya que esto aporta múltiples beneficios a medio y largo plazo. Por ejemplo, el software es más potente, más fiable y más fácil de usar cuando todos sus engranajes (es decir, línea tras línea de código) interactúan de forma eficaz. El código limpio también es más fácil de leer y comprender. Esto, a su vez, hace que sea más fácil desarrollar, realizar cambios y colaborar con otros desarrolladores. Esto significa que el código de alta calidad también es crucial para la longevidad del software. Todo esto significa que el trabajo extra al principio da sus frutos más adelante, mediante menores costos, menos esfuerzo y menos emisiones.

Con cientos de miles o incluso millones de líneas de código, los sistemas y arquitecturas programados de manera ineficiente aumentan los requisitos de energía del software. Aunque la comunidad de software todavía está debatiendo cómo medir estos efectos en términos concretos, las empresas y los desarrolladores ya deben abordar esta cuestión y fijarse el objetivo de un código eficiente y de alta calidad.

El hardware y el software interactúan entre sí

Las empresas tampoco deben olvidar la relación entre hardware y software. Esto se debe a que las emisiones del primero también se ven significativamente influenciadas por el software que se ejecuta en él: el hardware con una tasa de utilización alta consume más energía que el mismo hardware con una tasa de utilización más baja, tanto directamente a través del consumo de energía del dispositivo como indirectamente. a través de la carga sobre el entorno físico, especialmente a través de la refrigeración necesaria. Por lo tanto, las empresas también deberían considerar la eficiencia del nuevo hardware al adquirirlo.

El cambio a la energía renovable también es un paso importante para que las empresas hagan que todo su entorno de TI sea “más ecológico”. Esto incluye cambiar a plataformas en la nube que funcionen con fuentes de energía sostenibles. Muchos proveedores de servicios en la nube también ofrecen herramientas que estiman las emisiones generadas por los usuarios de la nube. Además, las empresas pueden seguir un principio simple al elegir su software: el software es mejor para el medio ambiente cuanto menos hardware requiera y menos energía consuma.

Conclusión: Reducir las emisiones derivadas del uso y desarrollo de software

En general, se puede decir que el sector de las TIC, con todas sus facetas, también contribuye a las emisiones de CO2. En cuanto al software, todavía no es posible determinar exactamente qué tan “verde” es. Sin embargo, las empresas ya pueden tomar medidas para reducir las emisiones derivadas del uso y desarrollo de su software. Y en el futuro, tal vez sea posible medir cuantitativamente las emisiones de software de manera similar a cómo se miden hoy el hardware y los centros de datos. Fuente: Ed. Silicon desde Alemania.

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