España está en el ‘top 10’ de países más atractivos para el talento digital, con Barcelona, Málaga y Madrid como principales hubs de innovación. ¿Qué consecuencias tiene la llegada de empresas tecnológicas a estas ciudades y regiones?
España está ganando posiciones para convertirse en un hub de innovación tecnológica. Esta misma semana, dábamos cuenta de la inauguración del centro de ciberseguridad de Google en Málaga. Y el mes pasado, informábamos de que España se encuentra en el ‘top 10’ de países mas atractivos para el talento digital.
Asimismo, hace un par de años nos hacíamos eco de la presentación del informe ‘Madrid, hub digital del sur de Europa’ de Interxion. En aquel evento se destacó el potencial que tiene nuestro país para el sector tecnológico, como demuestra el asentamiento en España de los gigantes digitales cloud —Amazon, Microsoft y Google— o el traslado de Reino Unido a Madrid del Centro de Vigilancia de Seguridad satelital Galileo, como consecuencia del Brexit, por ejemplo.
“Estamos en el buen camino. España forma profesionales altamente cualificados y competitivos que nada tienen que envidiar a los de otros países de primer nivel. Además, ha desarrollado leyes como la de startups que favorecen la captación de talento foráneo e inversión. El papel de las universidades en investigación y transferencia también está contribuyendo al ecosistema, que junto con empresas nacionales y extrajeras líderes en su sector, están impulsando estos hubs” de innovación digital”, declara Carlos Prieto, director del Centro de Transformación Digital de La Rioja (CTD) de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Igualmente, Demófilo Peláez, profesor colaborador de OBS Business School y director del informe ‘El impacto de la revolución de la IA en España y Latinoamérica’, reconoce que “España se ha posicionado como un importante polo atractivo de talento tecnológico, lo que a su vez ha supuesto inversión de grandes proyectos tecnológicos interesados en ese talento del país”.
Sin embargo, recuerda que no conviene lanzar las campanas al vuelo, puesto que aún hay mucho camino por delante y un gran margen de mejora. “Todavía es una posición emergente y más bien periférica frente a los grandes centros globales, como Estados Unidos, China u otros”, afirma.
Barcelona, Madrid y Málaga, punta de lanza
Peláez destaca algunos de los proyectos que han encontrado acogida en nuestro país, como el hipercentro de datos de Meta en Talavera de la Reina, el hub de IA de Microsoft en Barcelona o los centros europeos de ciberseguridad de Google y de I+D de Vodafone en Málaga.Prieto también cita el Meta Lab de Facebook en Madrid, primero del mundo, así como el campus de centros de datos de Microsoft en Aragón. Además, señala que “sería injusto sólo fijarse en las que vienen de fuera y no comentar los proyectos de las empresas nacionales”. “Podemos mencionar Mercadona con Lanzadera o Telefónica con Wayra como dos ejemplos de hubs de innovación y emprendimiento.
Así pues, algunas de las ciudades que más se están beneficiando de la llegada de empresas tecnológicas son Madrid, Barcelona o Málaga. “Habitualmente, se buscan zonas donde exista capacidad de captación de talento. La existencia de universidades o centros de formación profesional cercanos es fundamental. También se analiza la conectividad tecnológica —existencia de buenas autopistas de la información— y de comunicaciones físicas rápidas con España y el resto del mundo, como el Ave o aeropuertos”, detalla el profesor de UNIR.
“Otra variable es la calidad de vida, que permite atraer nuevo talento e hace que el que hay quiera marcharse, evitando así las altas tasas de rotación que puede haber en grandes ciudades. Esto abre el abanico a muchas zonas y regiones de España que no tienen que ser sólo grandes urbes”, añade.
Por ejemplo, el País Vasco quiere convertirse en un referente internacional en tecnologías cuánticas con Basque Quantum, fruto de la alianza de las instituciones vascas e IBM.
Asimismo, La Coruña fue elegida el año pasado como sede de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial, por lo que también cabría esperar un aumento de su atractivo para el talento digital.
¿Qué pasa con las ciudades hub?
Las ciudades y regiones que acogen este tipo de instalaciones se benefician del impulso que generan. “La llegada de estas empresas y la creación de hubs de innovación traen consigo un aumento en el empleo, el desarrollo de habilidades tecnológicas avanzadas y un impulso económico general para las ciudades y regiones involucradas”, apunta el experto de OBS Business School.
Igualmente, Prieto afirma que “el primer impacto en la región donde deciden instalar estos centros es muy positivo, porque se crean puestos de trabajo y sinergias con el tejido empresarial digital local”.
Sin embargo, también pueden generar consecuencias negativas. “Puede provocar una fuga de talento de las pymes locales a estas grandes corporaciones y, por tanto, un impacto en éstas muy negativo”.
Así, considera que “es importante equilibrar el papel de las grandes empresas que lideran los hubs con la realidad de las pequeñas, de tal manera que se consiga un desarrollo positivo de ambas”. “Que las grandes ayuden a traccionar de las pequeñas y no fagocitar su talento”, sentencia.
De este modo, los lugares a donde llegan estas empresas se enfrentan a una serie de desafíos. “El reto es hacer este crecimiento sostenible y planificado. De otra forma, pueden provocarse desigualdades debido a efectos colaterales como el aumento del coste de vida y de los alquileres o el colapso de servicios públicos, como colegios y centros de salud. También una inflación de salarios, con los cuales las pymes locales no pueden competir y, por tanto, pueden desaparecer”, explica el experto de UNIR.
Por otro lado, la concentración en un ramillete de ciudades y regiones puede generar desigualdad entre éstas y aquellos territorios a los que no llegan este tipo de proyectos. “Algunas zonas pueden quedar de lado frente a la concentración de talento e inversión en puntos concretos, que a su vez pueden ver cómo el coste de la vida puede verse considerablemente incrementado. Estos factores requieren una atención cuidadosa para garantizar un desarrollo equilibrado y sostenible”, insiste.
Esto es precisamente lo que ha sucedido en Silicon Valley, donde el coste de la vivienda, por ejemplo, es el más alto de todo Estados Unidos. “Existe el riesgo, y es un fenómeno que ya se ve en algunos de los hubs españoles destacados, de que los precios de la vida y la vivienda crezcan a un ritmo desproporcionado respecto al incremento de los sueldos y la permeabilidad del ecosistema tecnológico en la zona”, admite Peláez.
“El caso de San Francisco y Silicon Valley puede ser un caso extremo de esa situación, pero en España la situación aún está lejos de ser similar. La formación tecnológica y transversal a toda la sociedad es quizás uno de los factores fundamentales para lograr que el impacto de este desarrollo sea lo más positivo posible”, comenta.
Por su parte, Prieto considera que “merece la pena correr el riesgo”, puesto que “hay mucho que ganar”. “Es verdad que hay riesgo por efectos no deseados. Pero como muchos de ellos son conocidos y predecibles, hay que poner las medidas necesarias para minimizar su impacto”, concluye. DAVID RAMOS